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La lectura en México

24.04.2013 12:07

Con motivo del pasado Día del Libro queremos compartir contigo este interesantísimo  artículo de Guillermo Sheridan, que nos habla de cómo anda la lectura y los lectores en México.

Disfrutalo

Tú amiga cuentacuentos

La lectura en México/1

Por Guillermo Sheridan

Ya no es apreciación subjetiva sino hecho científicamente demostrado: al mexicano no le interesan los libros. Se hizo todo lo posible, que conste. Y aunque haya sido en vano, hay dignidad en la derrota. Así pues, relajémonos, respiremos hondo, tomemos un descanso.

Las estadísticas avasallan. Demuestran con alevosía y ventaja, sin mostrar forma alguna de clemencia ni resquicio para el anhelado error metodológico, que al mexicano (el 99.99 por ciento) no le gusta leer. Es más, no sólo no le gusta leer, no le gustan los libros ni siquiera en calidad de cosa, ni para no leerlos ni para nada, vamos, ni para prótesis de la cama que se rompió una pata. Años de esfuerzo educativo, de aventar dinero a raudales en bibliotecas, centros culturales, publicidad, cursos, campañas y ferias, premios y becas, ofertas y descuentos, clubes y talleres, mesas redondas y presentaciones… Todo para merecer la sincera respuesta: No, no queremos leer. Que no nos interesa. Que no. Que no queremos. Que no haya libros y ya. Punto. No. ¡Que no! Ene, o = NO.

En ese desolador paisaje de estadísticas, las más tristes son las que, como recodará el lector de Letras Libres, Gabriel Zaid difundió hace poco en su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo”. Una de ellas señala que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el lacónico Zaid concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros.” Luego dice que “en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” en la culta capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada.

Otras estadísticas que provienen de la OCDE y la Unesco. Su estudio “Hábitos de lectura” le otorga a México el sitial 107 en una lista de 108 países estudiados (el país que se ganó el lugar 108 ni siquiera se menciona porque se derritió en el ínterin). Según esos estudios, el mexicano promedio lee 2.8 libros al año. Hay sólo una biblioteca pública por cada quince mil habitantes. El cuarenta por ciento de los mexicanos nunca ha entrado, ni por error, a una librería. Existe una librería por cada doscientos mil habitantes. En todo el país hay solamente seiscientas librerías… Es obvio que las cifras están equivocadas. ¿De veras creen que en México hay una biblioteca pública por cada quince mil habitantes?, es decir, ¿encuentran verosímil que en la capital existan quince mil bibliotecas? Ni sumándoles las bibliotecas privadas. ¿Y de veras se creen que hay seiscientas librerías en el país? Y, para terminar, ¿de veras se habrán tragado eso de que los mexicanos leen anualmente 2.8 libros per cápita?

Ignoro su metodología, pero conozco mi tierra. Me temo que lo más seguro es que el encuestado mexicano promedio no haya leído nada nunca y haya decidido mentir, proclive como es a la exageración y a la balandronada, en especial cuando se le encuesta o entrevista (conducta que se agudiza si el interrogador es extranjero). Es curioso que a la pregunta “¿cuántos libros lee usted al año?” lo que se le haya ocurrido contestar haya sido la babosa cifra “2.8”. A sabiendas de su propensión a gesticular, la cifra 2.8 demuestra que a ese mexicano promedio la pura idea de leer libros le resultó a tal grado misteriosa que aun creyendo exagerar, no exageró. Es decir: desde su punto de vista exageró muchísimo, pues la posibilidad de tener un libro en las manos, y además leerlo, le pareció algo tan descomunalmente raro y remoto que, de inmediato, coligió que sólo alguien muy especial podría leer uno al año. De ahí a ponerse guapo ante el entrevistador y adjudicarse la lectura de 2.8 libros anuales sólo hubo un acto de exhibicionismo.

No quiero decir con esto que todos los encuestados hayan mentido, pero sí que la gran mayoría de la minoría que no mintió mete por igual en la categoría “libro” al directorio telefónico y al manual del usuario de su licuadora. E incluso los que con toda buena fe y limpia conciencia dijeron la verdad y efectivamente leyeron 2.8 libros en un año, de haber sido más interrogados, habrían confesado que los libros eran El libro vaquero y la fotonovela porno La pierna de Carolina. Lo anterior en lo que toca a las clases media y alta. La baja sólo leyó las aventuras legítimas de AMLO en los cómics que, gracias a sus masivos tirajes y hospitalario formato, amén de su carácter gratuito, impidieron que la estadística nos mandara al lugar 200.

Estas estadísticas han cubierto al país de vergüenza. Lo bueno es que como el país no lee, no se ha enterado de que está cubierto de vergüenza. Podrá haber precio único, y librerías en cada esquina, y libros baratos, y bibliotecas que regalen café. Y al mexicano no se le va a pegar la gana de leer. ¿Por qué? Misterio. Debe de haber respuestas, por lo menos tentativas (y que rebasen lo que ya adelantó alguno, totalmente en serio: “Es culpa de Fox”).

No, no me tomo esto a la ligera. ¿Cómo podría hacerlo si he impartido clases de literatura, de la secundaria al posgrado, desde hace casi cuarenta años? ¿Cómo, si me dedico a escribir libros (que, naturalmente, no venden ni el 0.00000008)? Pero tampoco creo que haya que rasgarse las vestiduras. En nuestro país la literatura circula más bien como zamisdat y aun así está bien y viva, y llega a quien debe y no pasa nada. O lo único que pasa es que se impone regresar a la modestia.

De lectura y algo más…

24.04.2013 02:33

 

PRESENTACIÓN

De lectura y algo más… tiene como propósito  ofrecer a  niños, jóvenes, padres de familia y maestros frente a grupo,  un  espacio que les  permita  acceder a información  diversa sobre el apasionante mundo de la lectura, en el contexto del campo formativo del lenguaje y comunicación. Este campo aspira, a que los alumnos aprendan y desarrollen habilidades para hablar, escuchar e interactuar con los demás; a comprender, interpretar y producir diversos tipos de textos, a transformarlos y crear nuevos géneros, es decir, a interactuar con los textos y otros individuos.

En principio nuestra aspiración no es que esta página forme expertos lectores, sino que los visitantes tengan un acercamiento y enamoramiento hacia la lectura, que encuentren en ella,  respuesta a interrogantes y problemáticas que inciden en su desarrollo biológico, psicológico, cultural, social  y  espiritual. Esperamos que se convierta en un espacio donde maestros, alumnos y padres de familia compartan de  manera interactiva sus experiencias, conocimientos, técnicas y emociones sobre el hábito y promoción de la  lectura.

Ofreceremos información técnica y estadística sobre la lectura en México, su problemática, las políticas públicas aplicadas sobre  el particular, artículos de diversos autores que analizan el problema y sugieren alternativas de solución, accesos a bibliotecas virtuales, sugerencias de lectura para niños y jóvenes y un  espacio para que los visitantes compartan experiencias y comentarios.

En suma, De lectura y algo más... se propone ser una  herramienta útil en la promoción y desarrollo del hábito de la lectura como mediación en el logro académico de niños y jóvenes estudiantes, como espacio académico que aporte información y materiales a maestros de grupo para  el desarrollo de su tarea diaria y como acción de convivencia y acercamiento  familiar de padres e hijos.

Bienvenidos todos a este espacio.

Atentamente

Cuentacuentos

 

UNESCO revela encuesta sobre hábitos de lectura entre mexicanos

24.04.2013 14:36

 

Escrito por: Notimex

México, 20 de Abril.- El próximo 23 de abril, como cada año, se celebra el Día mundial del libro y el derecho de autor, establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y en la materia los indicadores del país muestran que aún es largo el camino por recorrer.

La fecha fue establecida por el organismo multinacional con motivo de que en un día como el marcado fallecieron Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, lo mismo que se recuerda el nacimiento o muerte de otros grandes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo.

De acuerdo con la página de la UNESCO, la idea de establecer un Día mundial del libro fue “alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural”, y partió de la iniciativa de Cataluña (España), donde en dicho día es tradicional regalar una rosa al comprador de un libro.

Al respecto, en México el hábito de la lectura no es uno de lo más apreciados por los habitantes de este país, la encuesta realizada sobre la materia por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y la UNESCO y cuyos resultados fueron dados a conocer en 2006 indica que el mexicano lee en promedio 2.8 libros al año, uno de los índices más bajos del orbe.

Para revertir tal situación, se ha abierto a nivel federal y en las entidades del país un amplio número de programas para incentivar este hábito, salas de lectura, maratones y otras variadas actividades, tarea a la que se ha sumado la sociedad civil. Como ejemplo se encuentran el gubernamental “Rincón del libro” y el social “Para leer en libertad”, lo mismo que el premio anual “México lee”.

Al respecto, en 2006 el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) realizó una encuesta en la materia en todo el país, de cuyo resumen de resultados se desprende que el 54.6 por ciento de los mexicanos de 12 años o más reportó que lee libros; 30.4 que alguna vez lo hizo y 12.7 nunca haberlo hecho.

Asimismo reconoció que lee el 69.7 por ciento de los jóvenes de 18 a 22 años, contra el 66.6 de los adolescentes entre 12 y 17 años que lo hicieron, mientras que por nivel escolar quienes más leen son los de estudios universitarios, el 76.6 puntos porcentuales de los encuestados.

Las cifras dadas a conocer por el Conaculta refieren que el promedio de libros leídos en el año es de 2.9, “con cifras superiores para los jóvenes de 18 a 22 años (4.2), los mexicanos con educación universitaria (5.1) y los de niveles socioeconómicos medio alto y alto (7.2)”.

De los libros que más se lee, la encuesta del Conaculta revela que 30.8 por ciento de los materiales son para la escuela; 32.5 puntos porcentuales dijo que sus lecturas son textos escolares, 23.3 novelas, 22.7 de historia; 19.7 de superación personal, 16.4 biografías, 16.1 científicos y técnicos, 15.2 enciclopedias y 11.8 cuentos.

Sobre los hábitos de materiales de lectura, el 56.4 por ciento de los entrevistados dijo que leía libros, 42.0 periódicos, 39.9 revistas y 12.2 historietas.

La compra es la principal forma de acceso a los libros, con 45.7 por ciento de las respuestas; 20.1 fue a través del préstamo de amigos o familiares; 17.9 regalados; 10.2 prestados de una biblioteca o sala de lectura y sólo 1.2 por fotocopiado.

En cuanto, a los grupos sociodemográficos que más acceden a los libros en bibliotecas, son los de nivel socioeconómico más bajo, con 15.5 por ciento, y los jóvenes de 18 a 22 años, con 14.0, y de 12 a 17 años, con 13.9.

Quienes respondieron a la pregunta sobre las razones por las que no leen, 69.0 por ciento expuso que por falta de tiempo y 30.4 por no tener el gusto, mientras que 14.6 esgrimió la falta de recursos.

Por el contrario, de los que respondieron que sí leían 24.6 por ciento refirió que el interés es informarse, 20.5 por motivos escolares, 9.2 por gusto y 6.8 por diversión. A la pregunta de para qué sirve la lectura, a los encuestados por el Conaculta se les aceptaron dos respuestas, a la primera mención tres cuartas partes asociaron la lectura con el aprendizaje.

El 11.9 por ciento la asoció con ser culto y 5.4 con la diversión, mientras que “al considerar ambas respuestas, divertirse se incrementó a 21.4 por ciento, mejorar en el trabajo a 13.6 por ciento y ser culto a 39.4 por ciento”.

Por último, en cuanto al gusto por la lectura, 15.4 declaró que era mucho el que tenía y 15.3 que no lo tenía, y en medio 33.3 respondió que le gusta y 36.0 que es poco lo que le agradaba.

El 61.3 por ciento de los jóvenes de 18 a 22 años respondieron que les gustaba “mucho” o sólo “me gusta”; sin importar edad, quienes más lo reconocieron así fueron las personas con estudios universitarios, y por niveles socioeconómicos la preferencia decrece conforme se tienen menos recursos.